Qué curioso es saber de antemano que algo es un error y, sin embargo, no dudar y dejarse llevar hasta el final.
Ojalá. Ojalá la imagen que acabas de ver te hunda en la miseria. Ojalá mis sesos esparcidos por el blanco alicatado te repugnen. Ojalá sufras la mitad de lo que he sufrido. Ojalá.
Porque esto es un fracaso. Yo lo soy. Nada de nada sirve; todo del todo inútil es. Hasta aquí hemos llegado. Quemé las naves y sé que no volveré a casa. ¿Valiente o cobarde? Cuando no se tiene nada que perder, qué más da.
Ojalá. Ojalá un seísmo lo hubiera arreglado. Ojalá un mísero temblor hubiese sacudido los cimientos de mi vida. Ojalá un cambio hubiera aparecido en Roma o Santiago. Ojalá me quedase alguna lágrima que verter. Ojalá.
Aquí, en el abismo, todo es oscuro y ya estoy harto de nadar. El óxido pesa demasiado. No puedo más, por eso el final ha sido el que ha sido.
Murió el parásito.